Turquía

Las relaciones comerciales de Euskadi con Turquía vienen aumentando sensiblemente en los últimos años a medida que el país se ha ido posicionando como un mercado clave en el suministro de bienes y equipos a la Unión Europea. Con una población con unos perfiles técnicos cada vez más sofisticados, Turquía es ya un país relevante para Euskadi en sectores como la automoción, la máquina-herramienta y la siderurgia despertando interés por sus planes también en el sector de energías renovables. Por este motivo, las relaciones institucionales y comerciales con este país se han incrementado considerablemente en los últimos años, especialmente gracias a la apertura de una nueva oficina de Basque Trade & Investment.

La puerta de entrada de Euskadi a Asia

Turquía suele ser visto como un buen mercado debido al tamaño de su mercado, su estabilidad política y la sofisticación de su industria, la cual se ha beneficiado de estar en sintonía con las normativas europeas. El gobierno ha expresado su interés en una mejora de las leyes de propiedad intelectual, tras lo que se espera que la inversión extranjera en el país aumente significativamente. Turquía se ha posicionado como un actor político relevante, miembro destacado de la OTAN y clave en las relaciones con los países de Oriente Medio. A nivel comercial está apoyándose en su privilegiada posición geoestratégica para ser la puerta de entrada a las antiguas repúblicas soviéticas, Asia Central y también al norte de África. Se espera que nuevas medidas del gobierno conlleven la estabilización de la lira, su talón de Aquiles en la última década.

Aunque su crecimiento económico vaya a resentirse un poco, Turquía continúa estando muy por encima de la media de OCDE, con un 5,1% de crecimiento estimado de su PIB. El despegue del consumo interno se mantendrá debido al aumento en las pensiones y los salarios, pero decrecerá un poco debido a la subida de los impuestos y los tipos de interés.

Se prevé un ligero repunte del crecimiento en 2025, a medida que disminuyan la inflación y los tipos de interés nominales y que el crecimiento siga fortaleciéndose en el periodo 2026-29, en consonancia la recuperación de las perspectivas mundiales. Los principales riesgos del país son cambios en la relación actual con EEUU y la UE y nuevas perturbaciones geopolíticas en la región.

La diversificación de la economía de Turquía ha sido un objetivo estratégico en las últimas décadas, impulsado por el deseo de reducir la dependencia de sectores tradicionales como la agricultura y el textil. Turquía ha orientado sus políticas hacia el desarrollo de sectores más complejos, como la industria automotriz, la electrónica y la tecnología, con un enfoque en la innovación y la inversión en infraestructura. Además, ha promovido la inversión extranjera directa y ha mejorado su red de comercio internacional, aprovechando su ubicación estratégica entre Europa y Asia. Sin embargo, el país enfrenta desafíos, como la volatilidad de la lira turca y la necesidad de fortalecer sus instituciones económicas para asegurar un crecimiento sostenido y diversificado a largo plazo. Turquía se posiciona como una economía prometedora a largo plazo, debido a su posición geográfica, su diversidad sectorial y un aumento demográfico estable. La promesa de la mejora de la administración pública, cada vez más amigable a inversores, cimentará este crecimiento.

El sector exterior de Turquía ha experimentado un crecimiento significativo, consolidándose como una pieza clave en su economía. Gracias a su ubicación estratégica, Turquía ha potenciado su papel como enlace comercial entre Europa, Asia y Oriente Medio, incrementando sus exportaciones en sectores como la automoción, textiles, productos electrónicos y alimentos procesados. Sin embargo, el país enfrenta retos en su balanza comercial, ya que su dependencia de la importación de energía y tecnología avanzada genera un déficit comercial persistente. Turquía ha intentado diversificar sus socios comerciales y ha firmado acuerdos de libre comercio, especialmente con la Unión Europea, pero aún enfrenta desafíos en la reducción de su vulnerabilidad ante las fluctuaciones de divisas y los conflictos regionales.

El mercado en Turquía es dinámico y diverso, impulsado por una población joven y creciente que demanda una variedad de bienes y servicios. Con una ubicación geográfica estratégica, el país se ha convertido en un centro de atracción para la inversión extranjera, especialmente en sectores como la manufactura, la tecnología, el turismo y la construcción. Aunque Turquía cuenta con un mercado interno fuerte, las fluctuaciones de la lira turca y la inflación han impactado el poder adquisitivo y la estabilidad del mercado en los últimos años. A pesar de estos desafíos, la capacidad de adaptación y el enfoque del gobierno en reformas estructurales han mantenido el atractivo del mercado turco, que sigue ofreciendo oportunidades para empresas locales y extranjeras interesadas en aprovechar su posición como puente entre Europa, Asia y Oriente Medio. Los estímulos fiscales promovidos por Erdoğan en su campaña electoral de 2023 han provocado un boom en la industria automovilística que todavía ha arrastrado este 2024.

Turquía ofrece múltiples incentivos a la inversión extranjera, particularmente en los sectores de la fabricación y las finanzas. Turquía es un mercado casi carente de restricciones con una economía muy diversa, lo que lo convierte en un mercado de alto interés para los inversores. El sector bancario turco es grande, estable y rentable, así como su mercado de la bolsa. La inflación ha llevado al gobierno a aumentar la presión fiscal, cosa que reduce un poco el atractivo del mercado. Además, la burocracia es ineficaz y el sistema legal es inconsistente.

La intervención pública del Estado turco en el mercado ha sido significativa, especialmente en tiempos de crisis económica o volatilidad de la moneda. El gobierno turco ha implementado políticas fiscales y monetarias para estimular el crecimiento, controlar la inflación y estabilizar la lira, además de apoyar sectores estratégicos mediante subsidios e incentivos a la inversión. En los últimos años, el Banco Central de Turquía ha intervenido para influir en las tasas de interés y controlar la inflación, aunque sus decisiones han generado debate y controversia debido a la influencia política en sus políticas. Además, el Estado ha promovido programas de infraestructura y de desarrollo industrial para fortalecer la economía interna y reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, estas intervenciones también han suscitado preocupaciones sobre la sostenibilidad a largo plazo y el equilibrio entre la regulación estatal y la libertad del mercado.

La apertura comercial de Turquía ha sido un factor clave en su crecimiento económico durante las últimas décadas. Como miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y gracias a su unión aduanera con la Unión Europea desde 1996, Turquía ha adoptado políticas para liberalizar su comercio internacional y atraer inversión extranjera. El país ha firmado numerosos acuerdos de libre comercio con diversas naciones y bloques económicos, lo que ha facilitado el flujo de bienes y servicios y ha ampliado sus mercados de exportación. Turquía ha diversificado sus exportaciones, destacando sectores como la automoción, textiles, productos electrónicos y alimentos procesados. Sin embargo, el país enfrenta desafíos relacionados con su déficit comercial, derivado de la dependencia de importaciones de energía y tecnología avanzada. Para mitigar estos desequilibrios, Turquía ha firmado acuerdos de libre comercio y ha buscado fortalecer sus relaciones comerciales con diversas regiones, consolidándose como un puente estratégico entre Europa, Asia y Oriente Medio.

Turquía tiene una de las menores tasa de aranceles del mundo, principalmente debido a que tiene múltiples acuerdos de libre comercio. Los aranceles aumentan considerablemente en los países no contemplados por estos acuerdos. Además, Turquía tiene la posibilidad de aumentar significativamente los aranceles para proteger las industrias que considere estratégicas, como la agraria o la de la fabricación. Además, ciertos sectores siguen teniendo barreras no arancelarias difíciles de gestionar.

La seguridad legal en Turquía para inversores y empresas es un aspecto fundamental que ha evolucionado con el tiempo, impulsada por el interés del país en atraer inversión extranjera y consolidarse como un destino confiable. Turquía ha implementado reformas legales y ha modernizado su marco regulatorio para proteger los derechos de propiedad y ofrecer garantías legales a los inversores, especialmente desde su candidatura para unirse a la Unión Europea. Sin embargo, algunos inversores expresan preocupación por la independencia del poder judicial y la transparencia en la toma de decisiones, aspectos que pueden afectar la percepción de estabilidad. A pesar de estos desafíos, el gobierno turco sigue promoviendo la inversión mediante incentivos y programas de protección al inversor, y continúa trabajando en mejorar las condiciones legales y administrativas para asegurar un entorno de negocios más predecible y confiable.

Ecem Toprakseven Gülfidan

Directora de Basque Trade & Investment TurquÍa

BASQUE TRADE & INVESTMENT TÜRKIYE

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